Paseando por el litoral marítimo del centro de l’Escala, ese que se encuentra alrededor de la Platja de les Barques o la Cala de la Creu, me ha dado por recordar esa antigua relación que guarda la sal con este precioso pueblo de pescadores.
A pocos metros de la Playa de las Barcas se encuentra el eje vertebrador de esa riqueza. Se trata del viejo almacén de sal, l’Alfolí de la Sal, también denominado Pòsit Vell. Sigue espléndido, casi tal y como se creo en 1697, gracias al favor que hizo al pueblo el rey Felipe II de España cuando le concedió el monopolio del tráfico de sal en la zona.
La sal llegaba del Mediterráneo en barcas a la playa que ya hemos mencionado y se almacenaba y distribuía desde este edificio al resto de localidades del Ampurdán.
Además de ello, la planta baja del edificio se utilizaba para salar la anchoa, ese pescado tan especial típico de l’Escala, con el fin de conservarla mejor. Ciertamente materia prima para hacerlo no les debía faltar. Esta tradición y las técnicas utilizadas se recuerdan cada año, a principios de septiembre, en esa preciosa tradición de la Fiesta de la Sal que, a mi juicio, hay que ver, por lo menos, una vez en la vida.
Hoy en día el Alfolí de la Sal es un espacio abierto al público, ya que ha sido reconvertido en una sala de exposiciones del Ayuntamiento. Ya fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 1974 y tras una buena restauración en estos últimos años es ahora un símbolo histórico de la localidad abierto a los visitantes.
- Alfolí de la Sal(VERSION FRANÇAISE)