Roses, preciosa localidad anclada en la bahía del mismo nombre, tiene una importación capital en la historia de toda la península ibérica. Sabemos que en el año 216 a.C. las tropas de Cornelio Escipión, a bordo de 70 barcos, 1800 caballos y 36000 soldados desembarcaron pacíficamente en la costa e iniciaron la romanización de las tribus íberas de la zona,las cuales ya había tenido contacto con los griegos.
En esta misma localidad fundó el rey Carlos I, en 1543, esta Ciudadela, fundamentalmente para protegerla de los ataques piratas y de las tropas francesas. Se trata de una fortificación militar, cuya entrada es la monumental Puerta de Mar, y cuya superficie alcanza los 131.480 m2. Su estilo es renacentista y en su subsuelo se encuentran importantes yacimientos arquelógicos de la que fué la antigua ciudad griega de Rhode, fundada en el 776 a.C.
Además, en aquella misma zona se encuentran más muestras de ocupación posterior: el barrio helenístico de los ss. IV y III a.C., la villa romana (II-VI d.C), el monasterio lombardo-románico de Santa Maria (s.XI), y otros hallazgos del s.XIX. Por tanto, estamos hablando de una zona con una inmensa riqueza arqueológica en su subsuelo.
Gran parte de estos hallazgos se exhiben en el Museo Arqueológico de la Ciudadela, edificado junto a la muralla de Levante, que acoge además multitud de objetos cotidianos de las civilizaciones que se asentaron sobre esta zona. Su visita nos transporta más allá de nuestro tiempo, permitiéndonos conocer qué medios de vida utilizaron los pobladores de la zona.
El museo se encuentra dividido en tres ámbitos: recinto, sala museo y una sala de exposiciones polivante.
La Ciudadela de Roses fue declarada conjunto histórico-artístico en 1961, y constituye uno de los ejemplos más claros de la diversidad de culturas y pobladores que ocuparon nuestro territorio.
- Ciutadella de Roses(VERSIÓ EN CATALÀ)
- Roses Citadel(ENGLISH VERSION)
- La Citadelle de Roses(VERSION FRANÇAISE)
Estuve con mi hermano visitando este recinto y sorprendió agradablemente el museo, que contenía bastantes objetos de la vida diaria de los griegos y romanos que vivieron en este mismo asentamiento.
Por lo demás el recinto es muy amplio, a pesar de las murallas se hace grande, y permite un momento de paz y de cultura en el pueblo, que a veces, sobre todo en verano, se encuentra tan abarrotado. Muy recomendable!