Hoy volvemos a Tossa de Mar para visitar su punto más alto del núcleo. Se trata del faro, de 10 metros de altura, que a 70 metros del nivel del mar continúa encendiéndose cada atardecer para guiar a los pescadores de la Costa Brava.
Este faro, original de 1917, fue el último que se construyó en la Costa Brava (unos 4 años después que el de s’Arenella, en el Port de la Selva), y se hizo para salvar la oscuridad existente entre los de Calella de Mar (al sur, en la comarca del Maresme) y Palamós. Su situación no podía ser más excepcional. Culmina la Vila Vella de Tossa, el centro histórico medieval de la la localidad. Su alcance es de unas 20-30 millas náuticas, dependiendo de las condiciones meteorológicas.
Nos acercamos al faro, y vemos que posee planta rectangular. La verdad es que se que encuentra en un excelente estado de conservación. Y es que en su interior, además, se encuentra el Centro de Interpretación de Faros del Mediterráneo, una gran oportunidad para los amantes de estos edificios tan románticos (uno de mis sueños es ser farero) de conocer más detalles sobre su construcción, uso, vida interior que se llevaba a cabo, la historia de las señales marítimas, etc. Las visitas son guiadas, poseen contenido multimedia, y son sobre todo recomendables a aquellas personas que tengan curiosidad por los faros. Yo personalmente aprendí muchas cosas durante el recorrido.
Quienes deseen reposarse (algo bastante lógico tras la subida), puede disfrutar de un refresco en la terracita que se encuentra al lado, abajo, que proporciona unas vistas maravillosas sobre el mar.
La mejor hora para visitar el faro es el atardecer. Pasaremos menos calor al subir por la Villa Vella, apreciaremos mejor los preciosos colores sobre el cielo del mar y sobre las rocas de la puesta de sol, y además podremos aprovechar que, en verano, el Centro de Interpretación de Faros cierra a las 8 de la tarde (e incluso a las 22h).
- Phare de Tossa de Mar(VERSION FRANÇAISE)