Cala Rajols de Lloret de Mar (ojo, no confundir con la cercana Cala Rajols o Cala Figuera, cercana, pero en la vecina Tossa de Mar, al norte) es una preciosa calita que se ha convertido en el centro de la polémica debido a la ocupación por parte de magnates kazajos (parece ser que el presidente de este país) de la finca que se encuentra justo sobre ella: Can Juncadella. Desde Costa Brava’s queremos también aprovechar la ocasión para denunciar este hecho.
La historia parecería de novela negra si no fuese porque efectivamente es real y está sucediendo en costas catalanas, sobre parajes altamente protegidos por el plan PEIN Macizo de las Cadiretes. Cala Rajols se encuentra junto a la conocidísima Playa Canyelles (gran playa de arena con puerto deportivo). Por tanto es de visita obligada si váis a esta, ya que se encuentra en su extremo norte, y se alcanza fácilmente por la orilla. Se encuentra tras unas rocas, por eso casi no es visible desde Canyelles, pero es ciertamente preciosa, y puede llegar a ser mucho más tranquila que la primera.
El problema llega cuando los propietarios extranjeros de la finca sobre esta cala han comenzado a efectuar modificaciones sobre el territorio. En un primer momento llegaron a tirar arena sobre esta cala que es de guijarros. Craso error. Su ignorancia en entornos costeros no les ha permitido ser conscientes que el propio temporal se encargará de llevarse sedimentos arenosos de zonas expuestas como ésta.
Después construyeron una escalera de hierro que bajaba directamente desde la finca a la playa. No sabemos cómo estará ahora, esperemos que se haya retirado, pero en cualquier caso es otro abuso más, puesto que se trata de una construcción en una zona protegida.
Pero aquí no acaba todo. Por la zona de la finca también impidieron el paso público, mediante una valla, del sendero GR-92 y además se está construyendo una mansión de dimensiones considerables que viola flagrantemente la Ley de Costas, y que ha conllevado la tala de un número considerable de árboles de este bosque. Todas estas ilegalidades, cometidas con la complicidad de las autoridades locales de turno, son muy peligrosas, puesto que la justicia podría acabar ordenando la demolición y unos nuevos gobernantes, menos corruptos, abandonarlos a su suerte. Sin embargo estas posibles inversiones frustradas no parecen importar a estos ricos magnates del petróleo, que pretenden hacer de la corrupción generalizada en su país, su nueva moneda de cambio en la Costa Brava.
En cualquier caso esto no es motivo para seguir disfrutando de las aguas transparentes y el precioso fondo submarino de Cala Rajols, que tiene unos 20 metros de longitud y unos 10 de anchura y, repetimos, junto a Cala Canyelles, que puede proveer a los bañistas de los servicios de ducha, lavabos, chiringuito y muchos más.
- Cala Rajols(VERSION FRANÇAISE)