Desde la Platja Gran de Portbou, la más céntrica de la localidad, comienza hacia el norte, dirección Francia, un camino de ronda que nos ofrece algunas preciosas calas: la primera de ellas es la de las Tres Platgetes (tres playitas).

Cala de les Tres Platgetes, en Portbou, Girona, Costa Brava

Portbou es una de las localidades más tranquilas y enigmáticas de la Costa Brava. Sin duda su condición de pueblo de tránsito, que ha marcado por ejemplo la construcción de su gran estación, es uno de los motivos de ese misterio.

Sobre la playa de les Tres Platgetes pasa una carretera que ofrece bellas vistas de esta costa al norte de Portbou

Pero tras ese halo de novela negra, lo cierto es que Portbou muestra una belleza natural de gran valor paisajístico. Para comprobarlo partimos de la playa grande del pueblo, la que más servicios tiene, hacia el norte, por un camino de ronda empedrado bastante transitable.

Tomamos el camino de ronda que, desde la Platja Gran de Portbou, nos llevará hasta la Cala Tres Platgetes, en apenas 10 minutos

La primera playa que encontramos es la Platja Petita de Portbou, una mera extensión de la Platja Gran donde de hecho comienza el camino que nos interesa. A unos 200 metros, y sin prácticamente superar ningún desnivel importante, escondida tras un promontorio, aparece la Cala de les Tres Platgetes. Se trata de una cala natural que apenas supera los 100 metros de longitud y que tiene una arena gruesa de un curioso color blanquecino que contrasta con el oscuro de las rocas que lo rodean, aunque bien es cierto que alrededor encontramos vegetación aquí y allá.

Llegamos a la Cala de les Tres Platgetes, en Portbou, y comprobamos que se trata una playa muy tranquila y protegida

La cala es ciertamente acogedora y además ofrece unas excelentes vistas al sur de la bahía de Portbou, de la que de hecho todavía forma parte. Los más curiosos deben saber que si continuamos unos pocos metros hacia el norte, pasando la punta que protege a la cala, se llega a la Cova de les Rates (Cuevas de las Ratas). Nosotros no vimos ninguna, y nos extrañó la denominación ya que esta zona tiene unas aguas muy limpias y bajo estas aguas se encuentra incluso algunos bosques de posidonias.

Avanzando por el camino de ronda unos cuantos metros más llegamos a la Cueva de la Ratas. Tras este inquietante nombre la verdad es que podemos asegurar que aquí mi gato Charlie se moriría de hambre