El Puig Rom es una montaña muy característica cercana al centro de Roses desde la que se pueden obtener las mejores vistas de su bahía. A pesar de estar muy urbanizada en su cima esconde, casi olvidada, nada más y nada menos que un antiguo campamento guerrero visigótico: el Castrum Visigòtic.

Las vistas que se obtiene de la bahía de Roses, Costa Brava, desde lo alto de la montaña del Puig Rom son espectaculares

Ya hablamos de esta característica montaña (que los habitantes de Roses también denominan la de las Murallas) cuando visitamos el Castillo de Trinitat y la playa de Canyelles Petites, que se encuentran prácticamente a sus pies. Para acceder a la cima podremos hacerlo a pie desde la carretera de Montjoi, dejando el vehículo aparcado a un lado, muy cerca de donde se encuentra el sendero de visita al dolmen Creu d’en Cobertella.

Los restos Castrum Visigòtic de Puig Rom están compuestos por una ancha muralla que forma un perímetro irregular, aunque con una ligera forma pentagonal. Tiene una altura máxima de entre tres y cuatro menos en los sectores sur y este, los mejor conservados, y sólo permite su acceso mediante una única puerta, la cual está flanqueada a los lados por los restos de dos torres cuadrangulares que al parecer se construyeron con posterioridad a la muralla original.

El Castrum Visigótico de Roses invita a una pausada exploración por sus ruinas, en medio de un entorno natural y unas inmejorables vistas. Es un lugar muy tranquilo.

Y ya que hablamos de tiempo, hemos de decir que esta maravilla medieval es del siglo VII, y que al parecer fue ocupada hasta el siglo siguiente. Poco tiempo, la verdad. Esto nos hace pensar que probablemente se trató de un asentamiento defensivo, más un campamento que un núcleo poblacional. En su interior se conservan restos de unas 10 antiguas viviendas, y en las excavaciones practicadas se han obtenido piezas de bronce y hierro, además de cerámica.

En el interior de la fortificación encontramos restos de antiguas viviendas medievales y dos torres

Dado que conocemos relativamente poco de aquellos siglos y de la cultura visigótica no sabemos mucho más de estos restos. De hecho permanecieron ignorados hasta que en 1917 trascendió su importancia, y fueron posterior objeto de excavaciones en 1947, de manera que en 1963 se decidió protegerlo como Bien Nacional de Interés Cultural. En estos momentos no se efectúan trabajos sobre la zona, así que es un buen momento para aprovecharnos de estos restos y de paso de un gran mirador de toda la bahía de Roses y sus alrededores.

Antes de emprender el descenso no podemos evitar una última mirada panorámica a toda esta bahía, inmediata del cabo de Creus