El Clot d’Espolla (clot es una palabra catalana para designar una concavidad en el terreno, un bache) es una rareza geológica excepcional por estas tierras. Así lo define mi amigo Jaume Figueró, quien la pasada primavera me invitó a visitar una mañana este lago temporal, al norte del de Banyoles.
Jaume es un apasionado de las ciencias naturales y no puede evitar explicarme la excepcionalidad de este pequeño lago. Intentaré reproducir todo lo que me contó a partir de las notas que fui tomando. Resulta que toda la zona de Banyoles está recorrida subterráneamente por una capa freática de agua procedente, fundamentalmente, de la Alta Garrotxa, la comarca situada al nordoeste de donde estamos.
De ese curso de agua se alimenta principalmente el lago de Banyoles, el más grande de la zona… pero no es el único! Resulta que en algunas zonas cercanas existen los denominados “bullidors” (hervideros), orificios rebosantes, surgencias que comunican el exterior con esas corrientes de agua subterránea y que, cuando es abundante, desprenden agua que forma estanques.
Este es el caso del Clot de l’Espolla (también denominado Playa de l’Espolla), que en las época de lluvias crea un estanque que, claro está, durante el verano se acaba secando, ya que en realidad se encuentra a 50 metros por encima del de Banyoles. Tiene unos 350 metros de longitud por 145 metros de anchura, pudiendo alcanzar hasta los 5 metros de profundidad, aunque no siempre suele estar totalmente lleno de agua, dependerá de las lluvias caídas. Por cierto, desde muy antiguo, este lago fue profundizado todavía más ya que de él se extraía su piedra travertino, utilizada en la construcción, incluso por los antiguos romanos de la zona. E insistimos que no es el único terreno de estas características. Existen otras pequeñas surgencias en la zona que forman pequeños estanques cuya agua es reconducida, aprovechada, desde tiempos inmemoriales, por los agricultores para regar sus cultivos o formar depósitos de agua en este zona plana denominada Pla de Martís, Pla de Melianta o también Pla d’Usall.
Jaume me explica otra curiosidad más. Resulta que en este ambiente se desarrollan unos crustáceos muy característicos denominados triops cancriformis. Son unos animalitos poco evolucionados que desde épocas remotísimas se crían en este estanque mediante huevos. Lo curioso del caso es que esos huevos, cuando el estanque se seca, permanecen en el interior del barro y sobreviven durante meses a la espera de una nueva crecida de agua, cuando se desarrollan y salen para alimentarse de cualquier insecto, larva, plancton o detritus que se encuentre por allí, llegando a alcanzar los 2 o 3 cms de longitud. Pueden ser muy abundantes ya que no hay muchos depredadores que los amenacen en este estanque tan singular.
Pero aún hay más. Resulta que este lago alimenta el río Fluvià, que se encuentra a pocos kilómetros al norte, y a un desnivel de 100 metros. Es el riego de l’Espolla (Rec de l’Espolla), un canal que, cuando el lago se encuentra lleno, lleva agua hacia el norte formando una preciosa cascada denominada el Saltant del Martís o d’Espolla. Reseguimos el canal, pasamos junto a un precioso antiguo puente de piedra y llegamos a la cascada, una imagen que nos demuestra que los caminos del agua del Ampurdán son de una gran belleza. De hecho este pequeño estanque ya está incluido en el PEIN (Plan de Interés Natural) de la Generalitat de Catalunya.
- Étang Clot d’Espolla(VERSION FRANÇAISE)