El promontorio donde se encuentra la Ermita de Sant Elm (nombre éste que corresponde a Erasmus en latín) es muy especial. Primero, por la impresionante vista que nos ofrece sobre el mar Mediterráneo, segundo por la propia ermita en sí, datada originalmente de 1452, y tercero porque, en el universo de la Costa Brava, Sant Elm fue algo así como su pila bautismal.

La Ermita y mirador de Sant Elm

Efectivamente, en 1908 el periodista catalán Ferrán Agulló (1863-1933), en una visita a este lugar, habría pronunciado las palabras ‘costa brava’ para referirse a esta vista y a otras similares de la costa de Girona. Lo dejó además escrito en un artículo el 12 de septiembre de aquel año, en el diario La Veu de Catalunya. Un monolito en la esplanada del mirador nos recuerda este origen.

La ermita y el mirador se encuentran sobre una fortificación. Quizás por ello el ejército francés la destruyó en 1696. La construcción actual data de su restauración en 1723, cuando se dedicó a la señora del Buen Viaje, aunque tras la guerra civil española también fué restaurada.

Monolito conmemorativo del bautismo de la Costa Brava, en 1928

Las vistas que proporciona este mirador son realmente extraordinarias. Al norte, una perspectiva que cubre desde Tossa de Mar hasta Palamós. Al sur la playa de Sant Feliu de Guíxols.

La vista del mirador de Sant Elm hacia el sur de la Costa Brava es espectacular

La ermita sólo se abre al público durante la festividad de la Virgen del Buen Viaje y también con ocasión de las visitas guiadas que Turisme de Sant Feliu pueda organizar.