Sant Feliu de Guíxols es una preciosa localidad del sur de la Costa Brava que cuenta entre sus playas y monumentos con uno de los monasterios religiosos benedictinos de la Edad Media más importantes de Catalunya.

Fachada del Monasterio de Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guíxols, Girona, Costa Brava

Situado en el centro del pueblo, y cerca del paseo marítimo, el monasterio aparece ya documentado en el s.X, cuando fue fundado bajo la advocación del mártir Sant Feliu el Africano. Se encuentra situado en el interior de una fortificación milenaria, donde se han encontrado restos arqueológicos que se encuentran expuestos al público en el Museo de la Ciudad, también situado en el complejo.

Vista de las torres del conjunto arquitectónico de Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guíxols

El monasterio en sí fue construido en el s.XI, aunque el aspecto actual barroco proviene de los trabajos realizados sobre el antiguo edificio en el s.XVIII. La particularidad de su fachada, compuesta de tres arcos con forma de herradura, sostenidos por cuatro columnas cilíndricas, hace que el conjunto sea conocido como Porta Ferrada, principal símbolo de la ciudad, y que además da nombre al famoso festival de música que se celebra cada verano en la localidad. A sus lados encontramos dos torres defensivas medievales: la torre del Fum (de planta semicircular y desde la cual el vigilante emitía señales de humo a los alrededores para avisar de la llegada de enemigos, principalmente piratas, por mar) i la del Corn (de planta rectangular y desde donde se hacía sonar este instrumento con el mismo objetivo de alerta).

Torre del Fum del Monasterio de Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guíxols

El Arco de Sant Benet (al cual pertenecía la orden), de 1747, se encuentra frente al conjunto y fue durante mucho tiempo la entrada principal al conjunto arquitectónico.

Arco de Sant Benet, antigua entrada al conjunto monumental de Porta Ferrada

El interior del recinto alberga el Museo de Historia de la Ciudad, el Archivo Municipal y la sede de la Escuela Oficial de Turismo de Catalunya. El Museo, cuya visita es muy aconsejable para acabar de admirar el resto del patrimonio que alberga este conjunto monumental, se compone de cuatro salas que exhiben exposiciones permanentes.

Gracias a la iniciativa de la baronesa Thyssen, Carmen Cervera, se prevee que en el futuro el monasterio albergue parte de la Colección Thyssen-Bornemisza, en concreto aquellas obras de arte catalán correspondientes a los siglos XIX y XX, unas 350 obras aproximadamente. No hay que olvidar la estrecha relación que tiene la baronesa con Sant Feliu, donde posee una villa. Esta noticia, anunciada en 2008, supondrá aumentar el prestigio artístico de este conjunto milenario, cuya visita es inexcusable para aquellos que deseen conocer el patrimonio arquitectónico de la Costa Brava.