La Playa de Lloret de Mar es la más extensa y céntrica del pueblo. Jalonada por un precioso paseo marítimo donde se encuentran edificios y comercios muy importantes, su lado sur se prolonga por un precioso camino de ronda hasta un mirador rematado por la estatua más famosa de Lloret: la Mujer Marinera.
Mientras subo las escaleras y me acerco a este lugar que es casi de visita obligada para quienes se relajan en la playa, pienso en lo dura que debía ser la vida marinera de los habitantes de Lloret de Mar hace no tantos años. La mar es fuente de alimento y trabajo, aunque también de disgustos, y de mucha dureza.
Las mujeres que debían esperar en tierra la finalización de la jornada de sus maridos y, sobre todo, las que aguardaban cual Penélopes la llegada de quienes efectuaban largas estancias de pesca mar adentro, del orden de días, semanas o incluso meses, vivían a menudo con una incerteza, por no llamar angustia, permanente durante ese tiempo.
En aquella época no existían ni móviles ni internet… ningún medio de comunicación con el que expresar un simple “Estoy bien”, mientras las sufridas esposas se ocupaban de criar a los hijos.
Como homenaje a todas esas mujeres en 1966 se creó este precioso monumento de bronce sobre un pedestal de roca. El lugar es perfecto: un excelente mirador hacia la propia playa de Lloret, al norte, y hacia la Cala Banys, al sur, a la que cual se llega en escasos 5 minutos por el mismo camino de ronda. Además tiene unos asientos de piedra que permiten contemplar el paisaje. Tengo comprobado que si un lugar gusta, los visitantes suelen sacar una fotografía, y prácticamente todo el que sube aquí lo acaba haciendo.
La estatua mide 2,40 metros y fue realizada por Ernest Maragall. Lleva un traje con los pliegues esculpidos y exhibe unas hermosas pantorrillas (algo que me llamó mucho la atención). Su brazo derecho se encuentra alzado en un gesto inequívoco de adiós. Al mismo tiempo, su brazo izquierdo, de significado algo más ambiguo, se encuentra flexionado hacia delante con la mano semiabierta y los dedos pulgar e índice ligeramente extendidos… como queriendo indicar un deseo de acercamiento. Por lo tanto la mujer parece estar diciendo algo así como un “adiós y vuelve”.
La tradición dice que quien toca el pie izquierdo mientras otea el horizonte verá los sueños en los que piense en ese mismo instante hechos realidad en el futuro. Yo la verdad es que no creo mucho en estas supersticiones, pero por si acaso lo hago.;·) ¿Mi sueño? Volver pronto a Lloret.
- Monument Femme Marine(VERSION FRANÇAISE)