Cala des Calders es la calita más tranquila de Portlligat, en Cadaqués, Cabo de Creus. Alejada a unos 500 metros de la cala central, cercana a la Casa-Museo Dalí, es una extensión de piedrecitas oscuras protegida del viento y muy apacible incluso en pleno verano.

Cala Calders forma parte del paraje de Portlligat, en el mismo entorno en el que Dalí y su esposa Gala vivieron durante décadas.
Portlligat es una cala preciosa situada frente a la isla del mismo nombre. Sin embargo suele estar muy frecuentada por los visitantes del museo, y por ello ofrece poca privacidad. Pasear hasta la Cala des Calders es una excelente idea para explorar la zona que rodea la isla y conocer algo más sobre la peculiar geomorfología de este extraordinario paraje.

Para llegar a pie en diez minutos a Cala Calders podemos seguir el camino de ronda que parte del lado derecho de la Cala de Portlligar, donde se encuentra la Casa-Museo Dalí.
Para llegar a pie (no hay alternativa) hasta Cala Calders podemos partir de la propia Cala de Portlligat. En dirección al Museo un camino sigue toda la costa, y a unos 500 metros, tras haber pasado, a lo alto, el Molino de viento de Portlligat (originalmente Molino d’en Gay), llegaremos a la cala. Este molino, documentado por lo menos desde el siglo XVIII por los viajeros de la zona, bien pudo ser con anterioridad una torre de guardia que alertase sobre la llegada de piratas, habida cuenta de su excepcional ubicación y las maravillosas vistas que se dominan desde aquí de todo el Cabo de Creus. Por cierto, insistimos, estamos en la zona aledaña a los terrenos de la que fué durante décadas la casa de Salvador Dalí y su esposa Gala, por lo que nos podemos imaginar la de veces que tuvieron que pasear por estos rincones en aquellos años.

El Molino d'en Gay, también conocido como el Molino de Portlligat, ofrece unas preciosas vistas del Cabo de Creus. Tenemos constancia escrita de la existencia de este molino desde el siglo XVIII, aunque su ubicación es estratégicamente tan buena que bien pudiese haber sido con anterioridad una torre de guardia contra los piratas
La Cala Calders, de unos 25 metros de longitud por 5 de anchura, destaca por la gran diferencia entre sus aguas limpias (cuyo fondo contiene restos de posidonia) y su superficie pedregosa y oscura. Se encuentra claramente dividida por una punta rocosa. Recuerdo que hace algunos años, hacia 1993, esta calita tan retirada, debidamente acotada por rejas submarinas, sirvió para alojar a cuatro delfines en el marco de un proyecto científico relacionado con la delfinoterapia. Sus nombres eran Maciste, Changó, Brenda y Chiquita (dos machos y dos hembras). Por motivos diversos, entre ellos la propia efectividad de este tipo de terapias, el proyecto no duró muchos meses y finalmente este ‘acuario natural’ fue desmantelado.

Y finalmente llegamos a la Cala Calders, donde encontramos esta pequeña barcaza, prueba evidente de la que estamos sobre una cala de aguas tranquilas y protegida del viento del norte, la Tramuntana, tan temido aquí cuando sopla con fuerza.
Hoy en día, Cala des Calders, se muestra tan salvaje y virgen como siempre, configurando un ambiente bucólico que los amantes de los paisajes del Cabo de Creus aprecian por su autenticidad.

La superficie de la Cala Calders es de pequeñas y piedras completamente oscuras, como su fondo marino, que contrasta con las límpias aguas que la acogen. Esta peculiaridad geomorfológica, tan chocante de la costa del Cabo de Creus, es la que ha marcado visualmente los colores de muchas obras de Dalí, como su Cristo cruficicado.
Cala Calders(VERSION FRANÇAISE)





Simplemente maravilloso,felicidades Alex!